sábado, 25 de julio de 2015

Inside Out


La mejor película de Pixar? No. La sombra del sheriff y del ranger espacial son muy alargadas. Una de las mejores de la compañía de John Lasseter, del 2015 y de animación de todos los tiempos? Seguramente.

Sentencias categóricas aparte, uno de los grandes méritos de esta película es el elevado porcentaje de opiniones favorables teniendo en cuenta la amplia oferta de productos aparentemente similares. Cada año comprobamos cómo se estrenan más cintas de animación, un producto que puede tener un coste análogo al de las películas tradicionales pero cuyo público, el infantil, es fiel, numeroso y poco exigente. Lo que se traduce en un éxito asegurado. Pixar también tiene (afortunadamente) un ritmo de estrenos respetable, pero (casi) siempre aporta algo más. Algo que los adultos, que también hemos sido niños pero que las películas excesivamente infantiles, con la fórmula actual, no nos interesan en exceso, detectamos, apreciamos y disfrutamos.

Ejemplos de ideas o elementos incrustados en las películas que los niños obvian, y que parecen enviados como en un mensaje encriptado a los adultos, hay muchos. Pero quizás es en Inside Out donde tienen más presencia. Empezando por el argumento, basado en ideas abstractas y que invitan a una reflexión poco infantil. La pseudoprotagonista es una niña, vale, y los otros personajes son muñecos muy simpáticos que atraen la atención y sin duda provocarán muchas risas en las criaturas. Pero los mejores gags sólo son disfrutados si ya llevamos unos cuantos años paseando por este mundo.

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Las melodías de los anuncios de televisión, de los que no somos capaces de desengancharnos, el padre pensando en un partido de fútbol, la madre en un piloto brasileño, la habitación del pensamiento abstracto, la fase REM del sueño... Todo son elementos muy familiares para nosotros (lo del piloto brasileño espero que no tanto) pero que aún los críos, o desconocen, o no entienden en su plenitud.
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A nivel argumental presenta un reto que cumple con mucha brillantez. Las dos historias paralelas, oblicuas y transversales que cuenta -la vida familiar de una niña de 12 años, Riley, y las aventuras dentro de su mente de sus emociones personificadas: Alegría, Tristeza, Asco, Ira y Miedo- mantienen un equilibrio y una coherencia admirable. Todo son sucesos simultáneos, lo que pasa en un sitio tiene su reflejo en el otro. Por ejemplo, a grandes rasgos y sin spoilear, si Tristeza envía un pensamiento negativo, la niña deja de sonreir, llora, tuerce el gesto. Ver cómo lo resuelven con tanta soltura genera una sensación muy agradable en el espectador, de complicidad, de estar controlando la situación. Aunque una de las dos partes nos pueda interesar más que la otra, el relato paralelo es excelente.

La trama, en un análisis más directo, tiene todos los ingredientes: aventuras, sorpresas, momentos emotivos (y relativamente lacrimógenos)... El ritmo es altísimo, quizá decae levemente de manera forzosa en algún punto de inflexión, pero los espectadores de bien en ningún momento dejan de estar atentos a la pantalla.

Dejando a un lado la estructura de la historia, la abundancia de detalles es abrumador. El despliegue de ideas nos conduce a pensar que muchas de ellas se desarrollan parcialmente y que sólo se completarían con un metraje más largo, lo que hubiera sido claramente un error. En cualquier caso, es preferible dejarlo así que plantearse el riesgo de una secuela. Pixar puede tener muchos defectos, pero en los tiempos de escasez de ideas que corren y comparándolos con sus ¿hermanos? ¿padres? ¿cuñados? de Disney, es sin duda un soplo de aire fresco, especialmente en la creación de personajes. Probablemente la segunda fuente más prolífica del cine, por detrás de Star Wars.


Inside Out no es la mejor película de Pixar por algunos, pocos, motivos.
<SPOILER>
En relación a la creatividad ilimitada antes mencionada, los personajes habichuela que habitan en la mente de Riley son demasiado tópicos. Recuerdan a los currantes de Monsters, Inc., o a los curris de los Fraggle... incluso a los terribles Minions!
El desenlace también es algo previsible, en las dos dimensiones. Riley tiene que pasar por un trauma, el verse sola, en un autobús camino de Minnesota, para darse cuenta del amor de sus padres. Y Tristeza, el loser por antonomasia, se convierte en la heroína de la historia.
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Sin embargo, estos defectillos no desmerecen en absoluto una película excelente, completa y prácticamente sin desperdicio.
Y con multitud de análisis y conclusiones. Algo muy positivo y enriquecedor si no fuera porque algunas interpretaciones resultan absurdas, perversas y con la única finalidad de generar controversia y consolidar personalidades virtuales en las redes sociales. Lo que no nos quita, ni por asomo, el buen sabor de boca y el rato tan agradable que pasamos durante la proyección.

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