lunes, 24 de diciembre de 2012

El Hobbit


Cronológicamente y narrativamente anterior a la célebre trilogía de El Señor de los Anillos, obra maestra de la literatura y posteriormente del cine, El Hobbit es una simpática historia de aventuras, inicialmente creada por J.R.R. Tolkien como puro entretenimiento infantil, pero que tras el éxito de la saga protagonizada por Frodo Bolsón se convirtió en un fenómeno de masas de todas las edades.

En su versión cinematográfica, al menos en lo que respecta a la filmografía del neozelandés Peter Jackson, El Hobbit llega unos diez años después de cuando lo hiciera su secuela literaria. Un servidor hace aproximadamente ese tiempo que pudo leer, en el orden lógico, las novelas (casualmente me enteré de la noticia del enorme proyecto cinematográfico cuando andaba por la mitad de ESDLA), y es éste un período suficientemente largo para mi frágil memoria como para atreverme a establecer comparaciones -por otro lado, absurdas e injustas- entre libro y película.

Tampoco soy de los que le gusta comparar distintos géneros. Obviamente, si vemos una película cuyo libro en que está basada hemos leído, es inevitable intentar encontrar puntos en común. Pero una película no es peor cuanto menos se parezca a la novela de referencia; muchas veces ha pasado que el cine ha explicado grandes historias basadas en novelas mediocres. No obstante, dada la retroalimentación que existe entre ambos géneros, es un debate que siempre existirá.

Como antes confesaba, y como me suele suceder a menudo, poco recuerdo de lo que me contaba Tolkien hace unos doce años. Además, el hecho de leer inmediatamente después la trilogía del Anillo Único hace que en algún momento mezcle personajes y situaciones y no distinga exactamente dónde aparece quién. Recuerdo episodios puntuales (como el encuentro con los trolls, el fascinante diálogo entre Gollum y Bilbo, y algunos más que estoy seguro que nos mostrarán en las siguientes películas), pero sí que recuerdo que fue un libro divertidísimo, con muchas aventuras, sentido de humor, sorpresas y emoción. Me consta que hay gente que todo lo relacionado con la Tierra Media le produce algo parecido a la urticaria (tiene que haber de todo!). Especialmente a estas personas les recomendaría la lectura de, al menos, El Hobbit.



La historia es muy conocida: una compañía de trece enanos -encabezados por su líder Thorin Escudo de Roble- y el mago Gandalf acuden en busca del hobbit Bilbo Bolsón para que les ayude a recuperar su reino, Erebor, de manos (o garras) del feroz dragón Smaug. Dada la aversión a las complicaciones que caracteriza la vida de los hobbits, la inclusión de Bilbo en el grupo supone toda una sorpresa y un desafío, tanto para él como para el espectador. Como ya sucede en ESDLA, toda o gran parte de la responsabilidad de la empresa recae sobre un especimen de la raza más dócil y pacífica de la Tierra Media. Esta paradoja hace que la mayoría de dificultades no se resuelvan ni con magia ni con fuerza bruta, sino con astucia, sin duda algo mucho más entretenido, más agradecido y narrativamente más elaborado. A este pintoresco grupo les sucede toda una serie de aventuras, de las que salen con éxito de muy diversas formas.

Dicho todo esto, la película El Hobbit: Un viaje inesperado es una maravilla. Una "pequeña" joya de casi tres horas. Volviendo al desagradable tema de las comparaciones, es digna de ser comparada con, por ejemplo y por ser la primera también de la otra trilogía, La Comunidad del Anillo. De dicha comparación cada uno podría extraer su propio ganador; en mi caso, el primer volumen de El Señor de los Anillos tal vez se llevaría el gato al agua, debido probablemente a su grandilocuencia y siempre por escaso margen. Y eso ya significa muchísimo para este primer encuentro entre el señor Bolsón y los enanos.

El aspecto técnico es impecable, casi perfecto. Hay que decir que los 48 fps al principio generan una sensación un tanto extraña, pero en ningún momento resulta algo negativo ni mucho menos. Hay que reconocer que, aunque ha pasado una década entre ambas trilogías y el tratamiento digital de las imágenes evoluciona y mejora exponencialmente año a año, las diferencias en la ambientación y los efectos no son demasiado notables. En un futuro podríamos ver El Hobbit y posteriormente El Señor de los Anillos (casi 24 horas non stop en sus versiones extendidas; lo haremos, lo estamos deseando sin duda) y no apreciaríamos grandes anacronismos (como sí sucede en las dos trilogías de Star Wars, por poner un cruel e injusto ejemplo). No es demérito de El Hobbit ni mucho menos; la cuestión es que las tres de ESDLA están MUY BIEN HECHAS.

Las 3 dimensiones están bien, son correctas, en algunas escenas incluso necesarias, pero no es condición sine qua non. Estos efectos cada vez están sorprendiendo menos y en muchos casos dejan de justificar el incremento en el precio de la entrada. No es el caso de esta película, que merece ser vista en las mejores condiciones, pero sí sería un tema a tratar, el presente y futuro del 3D, en próximos artículos.

La trama es amena, dinámica, trepidante. Quizás al principio, cuando los enanos acuden a Bolsón Cerrado y predominan unos diálogos un pelín extensos, o cuando visitan Rivendel y los elfos, cómo no, hacen alarde de su patética magnificencia, el ritmo cae un poco. Pero en cuanto salen del maldito refugio élfico, la acción no para en ningún momento hasta el final. Reconozco que el temor hizo presa en mí cuando vi cantar a los enanos en un par de ocasiones, al poco de comenzar. Ví la película en versión doblada, con las canciones dobladas al castellano también, cosa que no ayuda en absoluto a entender la intrascendente letra. Pero superado el susto inicial, a partir de ahí todo es diversión.

Con respecto a la polémica decisión de dividir y extender una pequeña novela, prácticamente un cuento, en tres largometrajes, puede llevar a pensar que el inescrupuloso señor Jackson se aprovecha de la devoción de los incondicionales fans para triplicar los ingresos de su productora. Mi opinión es que si la segunda y la tercera son tan buenas como esta primera, tres películas me parecerán pocas.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Haciendo un Logan

La saga Star Wars probablemente tenga hoy en día tantos detractores como seguidores. Aunque no es el momento de analizarla, cinematográficamente es excelente pero tiene sus defectos. De lo que no cabe duda es de su enorme aportación a la cultura popular, al fenómeno conocido como frikismo y, sobre todo, al género de la ciencia-ficción en el cine. Tal es su impacto que nos atrevemos a afirmar que existe un antes y un después de la fecha del estreno de la primera entrega, el Episodio IV. Las películas cronológicamente anteriores -salvo honrosas excepciones como La Naranja Mecánica, 2001: Una Odisea del Espacio o El Planeta de los Simios- pertenecían a un subgénero de bajos presupuestos y aficionados fieles pero escasos. El éxito de las tramas políticas de la familia Skywalker nos ha permitido dotar al género de una merecida dignidad y saborear obras como Alien, Blade Runner o Terminator.

La Fuga de Logan pertenece al conjunto de pequeñas joyas, como las anteriormente mencionadas, que supieron sobrevivir en el ostracismo al que fueron enviadas todas aquellas películas que osaban explicar historias en un contexto descaradamente fantástico durante la era pre-George Lucas.

Antes de los años 80 existían películas basadas en novelas de ciencia-ficción pero, salvo las mencionadas en el primer párrafo y alguna más, apenas tuvieron relevancia. En una sociedad donde el cine y la televisión se imponían de una manera apabullante en la cultura colectiva, en estos casos el resultado era que la novela seguía teniendo más relevancia. Con La Fuga de Logan se comenzó a vislumbrar el prometedor horizonte; la película se hizo más célebre que su homólogo literario.

Como muchas obras del género, el mundo donde vive Logan se sitúa en un futuro lejano, pero en este mismo planeta Tierra. La vida en el mundo exterior es imposible debido a las secuelas de guerras nucleares, ataques alienígenas, rebeliones de las máquinas o el uso indiscriminado de aerosoles, poco importa. Unas computadoras dominan el cotarro y los seres humanos como los conocemos viven en ciudades protegidas por una cúpula, con todas sus necesidades cubiertas y placeres satisfechos. Siguen una filosofía de vida huxleyana donde no existe el amor ni el dolor y el hedonismo es la ley imperante.

Pero todo lujo tiene un precio. Las leyes demográficas -o el capricho de unas computadoras malvadas- establecen que todo humano, al alcanzar la edad de 30 años, debe someterse a un ritual conocido como Carrusel, donde se concede la oportunidad de la reencarnación en un ser clonado (como en Huxley, el concepto de padres y reproduccción vivípara es casi tabú). El que no lo supera, expira en aquel momento como todo hijo de vecino. La angustia por el fin programado de la propia existencia ya lo vimos recientemente de una manera bastante desafortunada en In Time (2011).



Obviamente en toda sociedad, por muy paradigmática que sea, siempre hay quien no está conforme. Y para subyugar a los que intentan esquivar el esquema establecido están los Vigilantes. Entre ellos nuestro héroe, Logan 5, interpretado por el entrañable Michael York. Estos Vigilantes se encargan de detectar, capturar y, en un 100% de los casos, eliminar a aquellos que pretenden escapar de la cúpula desacatando las idílicas normas sociales.

En una de sus capturas Logan recoge un amuleto en forma de ankh, que resulta ser la llave para acceder al Santuario, un lugar pseudomitológico donde las leyes de longevidad programada no existen y los humanos pueden vivir en libertad. Las computadoras encargan a Logan la tarea de desmantelar esta amenazadora sedición y para ello debe fingir que quiere huir con y como ellos. Y para hacer más verosímil el disfraz, o quizá como medida de coacción, adelantan el reloj biológico de Logan hasta casi los fatídicos 30 años.

En ese momento, Logan descubre que la prometida reencarnación en la parafernalia del Carrusel es falsa (no lo consideramos spoiler, se revela antes de la primera media hora de película). A partir de ahí, el fiel y efectivo vigilante se convierte en el individuo con más deseos de escapar de aquel lugar y de aquella situación.

Acompañado por Jessica 6 -interpretada por Jenny Agutter, a quien también vimos socorrer al hombre-lobo de John Landis-, la mujer que le abre los ojos (y otras cosas?) y perseguido por su fiel y otrora compañero Francis 7, Logan supera mil y un obstáculos, amigos y enemigos, dentro de la ciudad cubierta por la cúpula para saber más sobre el Santuario y así evitar su fatal y programado destino.


En esta fuga, nos gustaría destacar dos personajes: el robot Box (en la foto superior), cuyo enigmático alegato nos desconcierta de la misma manera que su aparentemente frágil atuendo; y el anciano, interpretado por nuestro querido Peter Ustinov, con sus libros y sus gatos, sus padres difuntos y su ascética vida en solitario. Un personaje entrañable y crucial para la historia y para el mensaje que pretende transmitir.

En definitiva, una aventura muy divertida, con su trasfondo filosófico para quienes lo prefieran, y que demuestra que la ciencia-ficción no es un género residual ni para minorías; ni cuando los medios eran tan precarios como en 1976, ni como ahora, donde los medios técnicos desgraciadamente superan a la voluntad y a la capacidad de contar buenas historias. La Fuga de Logan es una película maravillosa, un clásico de esa ciencia-ficción que tanto nos gusta.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Martini con vodka


Sin ser un fanático de la franquicia del Agente 007, reconozco que este personaje y sus aventuras son todo un referente en el cine de acción a lo largo de varias generaciones. Su carisma, sus frases célebres (como "Bond, James Bond" o "Shaken, not stirred"), sus gadgets y una galería destacable de villanos han sido fuente de inspiración para otras películas del mismo género.

El motivo por el que tal vez no sea un incondicional de la saga es su irregularidad. Una irregularidad en parte justificada, el personaje recientemente ha cumplido la friolera de 50 años y, no es un tópico, los tiempos cambian. Películas de hace 5 décadas, a excepción de obras maestras, son más difíciles de visionar; nuestros ojos y nuestra mente están adaptados a la manera actual en que nos muestran las imágenes y se presenta la información, mediante fórmulas visuales y de guión que han evolucionado con la sociedad y los avances tecnológicos.

Las primeras películas, las protagonizadas por el escocés Sean Connery, no son obras maestras. Seguramente en su momento, con el espectador condicionado por la manera de hacer y ver cine de la época, fueron mejores de lo que nos parecen ahora. Por desgracia nosotros tenemos nuestro punto de vista, condicionado sin duda, pero es el único que tenemos.

Más recientemente, en un contexto más ecuánime, sí se pueden hablar de producciones mediocres, especialmente durante la etapa del irlandés Pierce "Remington Steele" Brosnan. Son películas correctas, para pasar el rato, pero que te dejan frío a pesar de la espectacularidad de algunas escenas. Y, algo importante a nivel sobre todo comercial, no consiguen que te encariñes con el personaje.

Afortunadamente hace unos años, por motivos que ignoro pero que no me importan demasiado, decidieron cambiar el rumbo. Y qué mejor manera de iniciar una nueva etapa que cambiando la cara del eje central de toda la parafernalia. La elección del inglés Daniel Craig en un primer momento pudo ser toda una sorpresa. Parecía carente de la elegancia -leitmotiv del personaje- de James Bond y del sigilio y el cortejo hacia las damas. Daba la sensación de ser más apto para películas de acción más irracional, disparos indiscriminados y puñetazos por doquier.

Fue una nueva sorpresa comprobar cómo el nuevo 007 cumplía las expectativas. Como hemos comentado antes, nuestra visión del cine de acción ha evolucionado y este giro al personaje se adaptaba perfectamente a ella. Ahora no nos importa ver a un Bond despeinado o con barba de cinco días. Simplemente queremos que se siga subiendo a los ascensores en marcha o maneje una excavadora encima de un tren. Ha sido tal el acierto que me atrevo a afirmar que la elección de Craig ha salvado una franquicia completamente aletargada.

Con Casino Royale y Quantum of Solace (la primera sensiblemente mejor que la segunda) todo esto se reafirma. Son muy entretenidas, con las dosis de acción que cabe esperar, y consiguen resucitar nuestra empatía con el agente británico. En Skyfall, también. La historia no es nada del otro mundo, incluye los típicos tópicos (robo de información secreta, persecuciones, viajes por el mundo, hasta un casino!), no hay excesivas sorpresas. Pero tiene acción a raudales y no se hace nada tediosa a pesar de las casi dos horas y media de duración. También es entrañable el "reciclaje" de personajes (que no desvelaremos por cortesía hacia quienes no la hayan visto aún). Y, qué demonios, a pesar de su patibulario aspecto, Daniel Craig nos cae bien.

Y cuenta con un Javier Bardem (cuyo status de icono sexual sigue siendo incomprensible) absolutamente amazing.

sábado, 27 de octubre de 2012

Juguetes Peligrosos

Fue a finales de los años setenta y sobre todo en los ochenta cuando nació una nueva generación de monstruos que han acabado convirtiéndose en clásicos. A diferencia de los clásicos clásicos (Drácula, Frankenstein, el Hombre Lobo...), éstos tienen un origen fundamentalmente cinematográfico. Están en la mente de todos y casi da pereza mencionarlos: Jason Voorhees, Freddy Krueger, Michael Myers, Pinhead, Candyman... Todos ellos han protagonizado más de una película y han alcanzado merecidamente el rango de icono del cine de terror. De entro todos estos monstruos hay uno bastante peculiar, y es en su especial característica donde reside su potencial para dar miedo. Es Chucky, o como nos lo presentaron los distribuidores patrios, el Muñeco Diabólico.


Sin duda Chucky tiene carisma para formar parte del elenco de monstruos clásicos del cine; como en la mayoría de casos, principalmente debido a su primera aparición, Child's Play (1988), dirigida por Tom Noche de Miedo Holland. La segunda y tercera entrega, aunque con los mismos guionistas y productores, da la sensación de que fueron rodadas con escasos recursos (aunque la primera tampoco fue una superproducción) y obligados por el éxito inesperado de la anterior película, por lo que no es extraño que la calidad en general sea notablemente inferior.

Con respecto a la cuarta y la quinta entrega, donde la familia de muñecos se va ampliando, no es otra cosa que la dolorosa adaptación de la franquicia a la actualidad y que responde a la evolución de las masacres de adolescentes que comenzaron Leatherface y compañía hace casi treinta años. Un tipo de terror donde predomina la sangre, las vísceras y las formas originales de morir sobre el terror propiamente dicho. Esta evolución también está condicionada por la empatía que el espectador ha adoptado con el asesino de turno, convirtiéndose aquél en auténtico fan de su descuartizador favorito. Debido a esto, La semilla de Chucky (2004) por ejemplo, aparte de destrozar gran parte de la esencia del personaje, se acerca más a la comedia que al género terrorífico.


Realmente digna de analizar es únicamente la primera entrega. Aunque todos sabemos el argumento, no está de más recordarlo: un asesino sin escrúpulos, Charles Lee Ray, interpretado por el entrañable Brad Dourif -quien se verá hipotecado a conceder su voz a Chucky en todas las secuelas- es acorralado en una tienda de juguetes y, antes de morir, transfiere su alma mediante un ritual a un muñeco Good Guy. Sólo escapará de ese cuerpo de plástico si realiza el mismo ritual con la primera persona a la que confiesa su secreto, el niño Andy Barclay.

Como hemos dicho antes, es la peculiaridad en la apariencia de este asesino, un inofensivo muñeco "que será tu amigo hasta el final", lo que provoca los instantes de mayor suspense; suspense en la concepción hitchcockiana, según el cual el espectador tiene más información que el personaje (sabe quién está dentro de Chucky), cosa que incrementa sustancialmente la tensión. Los personajes lo tratan como lo que ven que es, ignorantes ante el enorme peligro que les acecha. La espera del espectador, la posibilidad de que en cualquier momento el muñeco "despierte" y revele su naturaleza, genera situaciones realmente brillantes durante toda la película. Es una fórmula que funciona muy bien dosificada, pero el abuso puede echarlo todo a perder. En cualquier caso, en este sentido en El Muñeco Diabólico está todo muy bien equilibrado.

Siempre es interesante recuperar el origen de este icono, no sólo del género, sino de la cultura de nuestra generación. Y no porque nos haga gracia el personaje (el Good Guy sin Charles Lee Ray incluido casi acojona más), que nos entusiasma, sino porque se trata de una excelente película de terror, de las de antes, de las que te hacen pasar miedo.

martes, 16 de octubre de 2012

¿En que momento?

Aunque se que es parecido a otro articulo ya publicado en esta pagina, siento la necesidad de escribir esto hoy. Mientras que el primero se adentro sobre todo en la vena nostálgica, este se va a adentrar en lo  que el autor considera que estaba bien hecho antes y mal hecho ahora, en lo que ha sido un camino hacia la posible destrucción del sector.

Como muchos de vosotros sabeis, el sector de la exhibición cinematografica esta en declive, esto como ha pasado siempre a lo largo de la historia, trae alguna cosa buena, como las salas isens, con múltiples canales de sonido y grandes pantallas. Pero también traen muchas otras cosas no tan deslumbrantes.

Intentare ordenar mis ideas lo mejor posible, para intentar que el mensaje llegue al mayor numero de lectores.

Hace ya tristemente muchos años, el exhibidor de cine, tenía una sala donde intentaba dar con una buena película que le diera un dinero. Esa película estaba en cartel unos cuantos meses, hasta que le era realmente rentable al cine. Normalmente los porcentajes de taquilla de la película están muy descompesados hacia la distribuidora las primeras semanas de exhibición, y con el paso de las semanas esto se llegaba a igualar. De forma que al final el cine ganaba mucho dinero solo con la venta de las entradas. El tema de las palomitas, aunque estaba presente, no era lo mas importante del local. ¿Había un bar? Si, pero no una tienda de comida rápida como nos encontramos ahora. Lo importante en el cine no era otra cosa que el cine.

Pero en algún momento esto lo empezó a llevar gente que no era amante del cine, eran empresarios que se consideraban muy buenos en su trabajo.

Aparecieron las multisalas, al principio eran 3 o 4 salas y la diferencia a penas existía. Pero luego cada vez eran mas y mas salas y empezó el problema. El tamaño de las salas se redujo demasiado, las pantallas minúsculas, el sonido de la sala de al lado colandose en la nuestra. Algo empezaba a fallar.
El gran numero de salas, les permitió a las distribuidoras poder estrenar sus películas en muchas salas al mismo tiempo. Con esto lograron que la mayoría del público de la película fuera a verla las dos primeras semanas, semanas en las que las distribuidoras se llevan prácticamente todo el porcentaje de taquilla y a mas en caso de que la película sea mala, cuando la gente ya lo sabe, ya la ha ido a ver, por lo que las criticas negativas no les afecta tanto.

La distribuidora seguia ganando dinero, pero el cine ya no ganaba tanto. Los empresarios dijeron: nos haremos de oro con las palomitas. Y así empezaron a montar esos restaurantes de comida rápida en todos los locales. Se que hay muchos empresarios del sector que se preocupan mas de la venta de estos productos, que de la calidad de sus salas y proyecciones.

Las productoras debido a esto, se preocupan casi mas de hacer una buena campaña de publicidad que de hacer una buena película que exhibir. El publico la va a ver las dos primeras semanas. Esto también les permite hacer muchas mas películas y ver el negocio de una forma mas global (con este paquete de películas ganare tanto).

Pero esto también les ha empezado a fallar. Mientras que antiguamente casi todas las películas tenían su público, ahora cada vez se concentran mas al rededor de unas películas determinadas, dejando las otras de lado. De forma que ya no recuperan la inversión solo con la recaudación del cine, como antiguamente, y necesitan los mercados secundarios del dvd/bluray y la televisión para recuperar todo el  dinero.
Como todo va tan rapido y la gente se va a olvidar de la campaña de publicidad, necesitan también que la película llegue lo antes posible a los mercados secundarios. Mientras que antes tardaban mínimo un año en llegar a estos mercados (tiempo en que si la querías ver tenias que ir al cine si o si), ahora en 3 o 4 meses la tienes (para que correr al cine si la puedo ver en casa dentro de nada).
Y luego llego la piratería (para que correr al cine si la puedo ver gratis dentro de nada).

Los cines se pusieron a buscar nuevos productos que ofrecer, empezaron a poner conciertos, operas, espectáculos de motos, fútbol. Convirtieron un cine en simplemente una tele muy grande. Es como un mensaje al subconsciente. Es una tele muy grande. Y para ver la tele me quedo en casa que es mas barato.
Se han dado cuenta de esto y han creado cosas como la semana del cine. El cine en el cine dicen. Si no lo hubierais olvidado y no hubierais priorizado en la palomitas como hicisteis no estaríamos así. A mas, con las entradas a dos euros, esos días lo único que os preocupara será vender palomitas.


sábado, 6 de octubre de 2012

Rockatansky

Era cuestión de tiempo que la vorágine actual de remakes/secuelas/precuelas alcanzase a la franquicia Mad Max. Parece que, superados ciertos obstáculos, el proyecto es una realidad y se está rodando Mad Max: Fury Road, dirigida por el propio George Miller pero sin Mel Gibson (casi me atrevería a decir que por motivos obvios). La ficha de nuestra imprescindible IMDB es bastante completita.

Antes de que se consuma el presumible fiasco de esta nueva entrega, las tres anteriores de la saga merecen un reconocimiento, aquí y ahora. Estas producciones australianas, totalmente ajenas al lujo y al glamour hollywoodiense, lograron ocupar por méritos propios un espacio digno en el olimpo del cine de acción de la primera mitad de los 80. El carisma del protagonista -el ex-policía (o sucedáneo agente de la ley) Max Rockatansky-, el contexto post-apocalíptico tan característico y las memorables persecuciones por carretera han convertido a las tres películas en verdaderos clásicos.

Si, como fue recientemente nuestro caso, las visionamos del tirón, nos resulta muy llamativa la abrupta evolución del personaje y de su entorno. Obviamente, entre el estreno de cada película transcurren unos 2-3 años, lo que facilita al espectador de la época la adaptación a estos cambios. No obstante, esta circunstancia no menoscaba en absoluto la incondicional devoción que sentimos por la obra de George Miller, al contrario, lo convierte en un rasgo característico muy entrañable.
Como muestra, no hay más que ver cómo le crecen las melenas (y las canas, ficticias) a Mr. Gibson:


Probablemente cuando rodaron la primera Mad Max (subtitulada "Salvajes de la Autopista") no eran conscientes de que se convertiría en una exitosa saga. En ella nos muestran un futuro con las secuelas de una guerra nuclear, donde la violencia y el vandalismo campan a sus anchas. La justicia sólo puede contar con unos "perseguidores" que, motivaciones personales aparte, suelen hacer bien su trabajo. Entre ellos está Max Rockatansky, el loco Max. La historia que nos cuentan es básicamente un intercambio de venganzas: en primer lugar, los malhechores quieren vengar la muerte de su líder, y no se les ocurre nada mejor que volver loco al bueno de Max, liquidando a su familia. Naturalmente éste les devuelve la pelota y tras consumar su venganza, acaba como un vagabundo medio mercenario, sin rumbo ni motivaciones.

En Mad Max 2, El Guerrero de la Carretera, Max ya es un proscrito oficial, cuya única aspiración es conseguir gasolina. Aquí ya nos muestran un entorno más cercano a la idea que tenemos de apocalíptico: ciudades construidas a base de remaches, escasez de recursos, vestimentas estrafalarias, etc.
La historia empieza con Max capturando a un aviador que le informa acerca de un conato de ciudad donde puede conseguir su anhelada gasolina. Una vez la encuentra, a cambio del combustible se compromete a liberarlos del asedio de los ángeles del infierno post-apocalípticos de turno. El desenlace no es extremadamente sorprendente, pues utilizan un recurso usado y abusado, sobre todo posteriormente, pero la larga persecución que conduce a dicho final es excelente en todos los aspectos.

En la tercera, Más allá de la Cúpula del Trueno, ya observamos un mayor despliegue de medios, como demuestra la presencia de Tina Turner, quien no sólo aportaba buenas canciones para la banda sonora sino también actuaba y se sumaba a la moda de la época donde estrellas de la música hacían sus irregulares pinitos en el mundo de la interpretación, como David Bowie, Sting o Madonna.
Lo mejor de Mad Max 3 es sin duda la llamada Cúpula del Trueno, o Thunderdome, un ring de batalla en Negociudad realmente inspirador, todo un icono en la cultura de los ochenta.

Y sí, me van a permitir insertar aquí el videoclip de la famosa canción de la Turner:



En resumen, son tres películas maravillosas, sin historias complicadas pero con mucha acción, persecuciones, coches, motos y alguna avioneta, personajes entrañables y una ambientación única y que creó escuela. El temor acerca de lo que nos aguarda el año que viene, con tantos medios para la producción a su disposición, es muy grande. A pesar de contar con Tom "Bane" Hardy haciendo de Max y nuestra idolatrada Charlize Theron.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

El Club de los Ordenadores

Esta tarde he vuelto a ver la película Juegos de Guerra, llevaba unos días con ganas de hacerlo y hoy ha caído.

Es curioso ver como pasa el tiempo, y como algo que parecía casi un invento cinematográfico, ahora forma parte, con muchas mejoras, de nuestras vidas. Os imagináis a todo el mundo con un modem como el de la película en sus casas. Y los que necesitaran varios, porque a mi me da que no le podríamos poner wifi.


Otra cosa curiosa es como un muchacho pone el país patas arriba desde su habitación con el ordenador. Casi me han dado ganas de ponerme La Red Social a continuación.
Mis amigos y yo, en esa época, teníamos lo que nosotros llamábamos El Club de los Ordenadores, era algo así como El Club de los Poetas Muertos, pero cambiando la poesía por los 0 y los 1. Vamos "básicamente" (alguno entenderá porque lo he entrecomillado) lo que hacíamos era jugar a videojuegos. Como el prota de la peli, solo que él, ponía en jaque al país y nosotros a nuestros padres destrozando los teclados y los joystick, jugando a juegos machaca teclas como el Decathlon o Track and field.
Paro los que no sepan como imaginarnos, vendría a ser algo así como Big Bang pero sin Penny y sin un Indio.

A mi los juegos que mas me llamaban la atención eran los que estaban basados en películas, normalmente eran muy malos, pero como yo siempre he sido mas de películas que de juegos, eran mis preferidos.
Como os podeis imaginar también me gustaban mucho los de artes marciales, hace poco pude jugar al de Karate Kid y no lo quise hacer durante mucho tiempo para que no me dejara un mal sabor de boca.


Mi juego de lucha preferido era el Kung Fu Master, curiosamente salió una película francesa con el mismo titulo a posteriori del juego y eso hace muchos años, ( para los que no lo creáis aquí os dejo el link: http://www.imdb.com/title/tt0093371/ ) cuando no estaba de moda, y si leéis el argumento veréis que el juego tiene mucha importancia.


Mezcla de machaca teclas y el juego que salió del primer Batman de Tim Burton o el mismo Karate Kid, podría haber sido el de Forrest Gump. En una pantalla jugarías al fútbol americano, en otra correrías, en otra jugarías al ping pong, en otra tendrías un juego de guerra rollo Comando o Contra. No entiendo como los programadores no cayeron en ello. Jejejejeje.

Muchas veces el ir al cine suponía también comprar un juego de ordenador o ir al salón recreativo a jugar, no era algo divisible y no se entendía una cosa sin la otra. Hasta que empezamos a ir mas asiduamente al cine y empezamos a no hacer una de las otras cosas o las dos. Tampoco éramos unos ricachones ni mucho menos.

Con todo, gracias a que un día alguien hizo un modem como el de la película, hoy os estoy contando esta historia. Mirad mucho cine y jugad todo lo que queráis.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Who ya gonna call?

Estoy bastante lejos de ser rico, pero pagaría dinero porque Bill Murray aceptara participar en Cazafantasmas 3.

Con Murray o sin él, todo lo que he podido leer sobre el proyecto se presenta más como una ilusión nostálgica que como una sorprendente realidad equiparable a la obra maestra de Reitman de 1984. Ver a los Murray, Aykroyd, Ramis o incluso Moranis, con 30 años más y con aún más kilos no puede conducir a otra cosa que al derrumbe de numerosos mitos. Los guionistas, a pesar de estar seriamente condicionados y forzados a escribir una historia sobre ancianos, sin duda se lo currarían, incluso habría un buen surtido de chistes nostálgicos a lo "Mercenarios 2" que nos harían esbozar una sonrisa y soltar una lagrimita. Pero un producto tan vinculado a los ochenta sería devorado sin piedad por la mediocridad del cine actual. Tal como sucede con los remakes indiscriminados y más o menos subrepticios que invaden la cartelera últimamente.

Y es que además de una película divertidísima e innovadora, Los Cazafantamas supuso todo un icono en la cultura ochentera, desde su simpático logotipo a la apoteósica canción del One Hit Wonder Ray Parker Jr.


Digo que pagaría por ver al bueno de Murray enfundarse el mono de cazafantasmas con su edad cercana a la jubilación porque en el fondo DESEO que se haga Cazafantasmas 3. Y si se hace, no les queda duda de que ahí estaremos.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Bares, que lugares

Pese al título, no es de bares de lo que voy a hablar hoy, aunque todos ellos tenían uno. Voy a hablar de los cines con mayúsculas, de los cines de verdad, no de los multisalas que nos invaden en el día de hoy, que aunque muchos de ellos están a la ultima en tecnología, pocos de ellos cuentan con la magia y el sabor que si que tenían los cines de antiguamente.
Por lo tanto, este articulo va a seguir la estela de la nostalgia por el cine de los 80, pero no hablaremos de películas, sino de los lugares donde las veíamos.
Me vais a disculpar, pues soy de Barcelona, y de cines de está ciudad voy a hablar, aunque estoy seguro de que podréis pensar en cines homólogos de vuestras localidades.

Cuando era más pequeño, como buen barcelonés, cuando iba al cine, tenía que ir al centro de la ciudad. Para mi ir al cine era algo muy especial e incluso me arreglaba para la ocasión.
La forma de exhibición de antaño era totalmente distinta a la de ahora. Se estrenaban las películas en menos cines y se aguantaban mucho mas tiempo en cartel. Eso provocaba que tuvieras que cambiar de cine en función de donde se estrenaban las películas. No como ahora que vas como un borreguito al mismo cine el 95% de las veces.

Creo que los mejores eran el cine Urgel, donde vi películas como El Padrino III, Hook, Braveheart, Algunos Hombres Buenos, Mission Impossible.


El cine Florida, cuando era de Cinesa, donde vi películas como El Club de los Poetas Muertos, Terminator II, Maximo Riesgo, Dracula de Bram Stoker en versión doblada o La Lista de Schindler.

Pero a parte de estos dos habían muchos mas históricos, porque eran muchos los cines que teníamos.
El Aribau con El Ultimo Mohicano, Regreso al Futuro, La Historia Interminable.
El Coliseum con las dos primeras de Batman, El Guardaespaldas, Cocodrilo Dundee II, La Bella y la Bestia.
El Novedades con La Jungla II, Tango y Cash, Heat, El Cabo del Miedo, De repente un extraño,Willow.
El Palacio del Cinema con Arma Letal, Indiana Jones y la Ultima Cruzada, Instinto Basico, 12 Monos y Las Tortugas Ninjas.
El Comedia con Robocop, Algo Salvaje, Regreso al Futuro II, Parque Jurasico, El Señor de los Anillos, Forrest Gump y En el nombre del Padre.
El cine Tivoli de la calle Caspe con Arma Letal II o Juventud Audaz.

Estos eran los mas importantes, pero había mas.

En Paseo de Gracia teníamos: El Femina con Razas de Noche, Regreso al Futuro III.
El Publi con Road House de Profesión Duro, Intrépidos Forajidos, Bailando con Lobos, Cuatro bodas y un funeral y Dracula de Bram Stoker en versión original.
El Fantasio con Agarralo como Puedas 2 y medio.
El Savoy con Mujer Blanca soltera busca, Los Amantes del circulo Polar.
El Montecarlo con Juego de Lagrimas, Leyendas de Pasión, Despertares, La noche cae sobre Manhattan.
En Las Ramblas el Club Capitol con los Gremlins II, Solo en Casa, Mentiras Arriesgadas.
En Rambla Cataluña el Club Coliseum con L.A. Confidential, La Firma, Aladdin.
El Alcazar con Los Cazafantasmas II, Las Normas de la Casa de la Sidra, Amor a Quemarropa.
El Alexandra con Cocktail, La Mascara, Los Amigos de Peter, En La linea de Fuego, El Piano, Mujercitas.
En Puerta del Angel el Paris con Trainspotting.
El Cataluña con Papa Cadillac y Una banda de dos.
En la calle Pelayo el cine Pelayo con Desafío Total, J.F.K., algunas de Freddy, Ghost.
El Diagonal, donde también vi Trainspotting, Los Fisgones, 9 Meses.
El Cine Borras con alguna de Loca Academia de Policia, Rain Man.
El Dorado con El Imperio del Sol o Karate Kid II.

Ya mas en la periferias, otros cines a los que fui fueron el Waldorf con Pretty Woman, 15 Minutos, Chaplin.
El Palacio Balaña con Los Inmortales III, Cocodrilo Dundee II (la vi dos veces).
El Bosque con Robocop II, Balas sobre Broadway.

He visto muchísimas mas películas y he visitado muchísimos mas cines, pero creo que ya os hacéis una idea de lo que quiero decir. Algunos de estos cines como el Urgel, Comedia y la grande del Aribau aun existen y podemos seguir disfrutando de ellos.

Era mucho mas variado, mas bonito y los cines eran cines grandes, donde te sentías pequeño y hacían que los personajes de la pantalla tuvieran mucha mas dimensión y los admiradas mucho mas.
Tenían fotos de la película que iba a ver a continuación y de películas que estaban por estrenar, que es algo que también echo en falta.
Porque no solo es importante la calidad de la película, también es importante donde la viste.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Total Recall vs Total Recall

Lo primero de todo, advertir sobre la presencia de SPOILERS en este artículo, por lo que se aconseja que sea leído una vez visionada Total Recall, de 2012. Damos por hecho que usted ya ha hecho los deberes y ha visto la versión de 1990 (la de Schwarzenegger, la de Verhoeven). Si no es así, con todo el dolor de nuestro corazón, le aseguramos que este blog no es un lugar adecuado para usted.

Total Recall (2012) es una digna película de acción, con escenas trepidantes, correctos efectos especiales y pocas fisuras en un guión no demasiado complejo. Honestamente, si no fuera por la referencia a su antecesora (basada en una obra del gran Philip K. Dick), se trataría de una película más del género y se hubiera visto obligada a añadir algún elemento original y diferenciador. Cierto es que aporta elementos interesantes (la "Catarata", la vía más corta hacia las antípodas, o las persecuciones verticales y horizontales en los ascensores), pero no deja de ser una peli futurista más.



Ése es su principal problema, la comparación inevitable (y obviamente intencionada) con la del gran Paul Verhoeven, la cual es indudable que posee una enorme personalidad dentro de la ciencia-ficción y fue concebida en un momento donde este género gozaba de una popularidad, podríamos decir, similar a la actual.

En casi todos los aspectos, la cinta de 1990 nos parece más digna de convertirse en clásico (como creemos que así ha sido) y de engendrar remakes como precisamente el que nos ocupa. Es decir, si dentro de otros 20 años nos vuelve a relatar la crisis de identidad de Douglas Quaid, estamos convencidos de que se basarán más en Arnold Schwarzenegger que en Colin Farrell. Siendo la primera también eminentemente de acción, al menos durante el primer visionado nos ofrecen dudas sobre cuál de las dos realidades entre las que se debate Quaid es la verídica. En ésta, tenemos muy claro en todo momento que Quaid es la tapadera de Hauser. Si tan sólo en Rekall (versión 2.0 de Memory Call) hubieran esperado unos segundos antes de desvelarnos la naturaleza de espía de un modesto operario de una cadena de montaje, alguna pequeña duda nos hubieran sembrado. Al no ser así, no logramos empatizar con la convicción de Farrell de que sigue siendo un montador de robots. Lamentablemente se elimina el suspense y se centra todo en la acción, cuando podíamos tener ambas cosas por el precio de una.


Comparar los efectos especiales resulta ridículo e injusto, pero los que hemos visto películas de este tipo desde hace demasiado mucho tiempo sentimos un cariño especial hacia los efectos de andar por casa, artesanales, de esos que no nos recuerden a videojuegos. Por eso, aunque el contexto de la historia no deja de ser satisfactorio y convincente, la omisión del viaje a Marte, con la consecuente desaparición de los mutantes y de nuestro querido Kuato, nos deja un pelín frustrados.

Aunque sea un remake queremos algo nuevo, sí, pero nos gusta tanto Marte...

Capítulo especial merecen los personajes femeninos. Los productores de la presente se han visto obligados a recurrir nada menos que a Jessica Biel y Kate Beckinsale para estar a la altura de Sharon Stone. Y sí, en este tema no tenemos absolutamente ninguna queja. Incluso aceptamos que, sobre todo la Beckinsale, luzca un inmaculado maquillaje después de haber repartido mamporros a diestro y siniestro. Lo perdonamos. También somos benevolentes con que prescindan del personaje interpretado por nuestro estimado Michael Ironside, ya que esto supone una mayor cuota de protagonismo para la actriz inglesa (y casualmente esposa del director, Len Wiseman).

Los espectadores veteranos podemos contemplar con agrado especialmente un par de "homenajes", y auténticos iconos del cine de ciencia-ficción, como son la prostituta de tres pechos (aparición algo forzada pero agradecida) y nuestra querida turista que quiere pasar sus "dos semanas" en Marte.

Hace un tiempo pude leer, en un recopilatorio encabezado por 'Minority Report', el relato de Philip K. Dick en que se basa la historia, 'Podemos recordarlo por usted al por mayor' (gran amigo, Dick, de los títulos escuetos, como el de los androides que sueñan con ovejas eléctricas), y recuerdo que encontré escasas semejanzas con la película, sobre todo en el desarrollo. En ésta aún menos, pero reconforta encontrar la alusión en los créditos a uno (para mí, uno de los dos, a la espera de que GRRM retome el género) de los grandes autores de la ciencia-ficción.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Gremlins del espacio

De una prisión espacial de extrema seguridad, sin saber muy bien cómo, escapan en una nave ocho criaturas muy peligrosas. A pesar del peligro de sus inquilinos, dicha prisión apenas cuenta con guardias y personal de seguridad, por lo que el responsable de la instalación, una especie de alcaide antropomorfo, recurre como primera (y única?) opción a dos cazarrecompensas muy particulares. Como no podía ser de otra manera, la nave de los prófugos aterriza en nuestro planeta, atraída por el magnetismo de las granjas estadounidenses para este tipo de alienígenas invasiones. Sin embargo, mientras los Critters se dedican "únicamente" a sembrar el pánico entre la pacífica familia de granjeros y a acabar (felizmente) con Billy Zane (perdón por el spoiler en una película de 1986), los cazarrecompensas dejan algo más que huella en el pueblo.

Critters es una película imprescindible para la época y, como muchas de su estilo, de difícil digestión actualmente. Gestada claramente a rebufo de Gremlins (1984), la diferencia de presupuesto resulta evidente y, aunque tienen descaradamente muchos puntos en común, explica en parte la enorme distancia de calidad entre ambas.
Comparaciones y calidad cinematográfica aparte, es de justicia definir a las criaturas conocidas como critters como unos personajes entrañables y carismáticos, tal vez no universalmente hablando, pero sí entre los aficionados al género.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Sobre licántropos


Anoche tuve la oportunidad de revisionar Un hombre lobo americano en Londres, clásico de John Landis de 1981. Se trata de una de esas películas que hace tanto tiempo que la viste que prácticamente es como si la vieras por primera vez. Y tal vez por esta circunstancia, me divertí mucho.


Cuando una película donde los efectos especiales tienen singular protagonismo tiene 30 años de edad, es complicado que estos efectos te impresionen. En este caso impresionaron tremendamente en su momento; ahora reconozco que, pese al paso de los años y la exponencial evolución de la tecnología, no sorprenden pero nos resultan muy dignos. No ya sólo la célebre escena de la transformación, sino también las fugaces apariciones del monstruoso lobo. Sólo si lo pasamos a cámara lenta "canta" mucho su naturaleza animatrónica. En cambio ahora, en la mayoría de películas, no es necesario tener ojo de lince para desenmascarar los efectos generados por ordenador.


Indudablemente Un hombre lobo americano en Londres se puede catalogar, por su temática, como una película de terror. Sin embargo, son muchos los elementos de comedia que encontramos, como pequeños gags y situaciones absurdas. De hecho, el bueno de John Landis se ha caracterizado por hacer numerosas comedias durante su carrera (entre las que destacamos El príncipe de Zamunda o Tres amigos). En este sentido, destacan las hilarantes apariciones de Griffin "Jo, qué noche" Dunne, advirtiendo a David que debe acabar con su vida, y cuyo cadáver viviente va mostrando un progresivo estado de descomposición. También es muy divertida la escena del zoo, donde despierta nuestro hombre lobo protagonista tras una noche de licantropía, totalmente desnudo, robando globos a un niño y un abrigo a una señora.

El clímax llega en la secuencia final, en la Sala X de Piccadilly Circus (muchos jóvenes ignorarán la existencia de este tipo de locales), donde David Naughton tiene una serie de encuentros relativamente indeseados. Por cierto, los diálogos de la peli porno que se proyecta no tienen absolutamente ningún desperdicio.

Volviendo al tema de las transformaciones, otra muy célebre, y considerada por muchos la mejor, es la que se puede ver en Aullidos, de nuestro querido Joe Dante. Tal vez ésta está más elaborada técnicamente, pero a mí sinceramente me gusta más la de la peli de Landis. La transformación de Aullidos es demasiado hierática, sin dolor ni sufrimiento. Cuestión de gustos.




jueves, 30 de agosto de 2012

El Secreto y El Equilibrio

Esta no es la historia de un idilio. Aunque si que ha sido intensa, se ha prolongado a lo largo de los años.

Todo empezó cuando era pequeño, mis hermanos, que eran mayores que yo, veían vídeos musicales, los grababan en nuestro video Beta, y los ponían bastante a menudo. A mi me encantaba ver esos videos con ellos y uno en particular llamo mucho mi atención. El video era The Moment of truth de Survivor.  La canción pertenecía a una película de artes marciales, que era otra de mis aficiones en aquel tiempo, junto con las películas. A estas alturas supongo que ya sabéis que la película de la que hablo es Karate Kid.


Después de ver el video mil veces, las ganas de ver la película eran inconmensurables y un día mi hermano me llevo al video club con él, en busca de película. Oficialmente no había salido en video, eso era algo que yo no controlaba en aquellos momentos, y por lo tanto no era legal que el video club la tuviera. Mi hermano siempre recuerda como le incomode a él y al tendero preguntando insistentemente por la película, que se suponía no debían tener, pero que si tenían, y que gracias a dios y a la paciencia del dependiente me termine llevando a casa, con todo el secretísimo que a esas alturas les permití tener.

Una vez en casa, la película estuvo como una semana en casa, la vi como 17 veces. Si ahora es una de mis películas favoritas, en aquellos momentos era realmente mi preferida.


Unos meses después de eso, para Semana Santa, fuimos a ver a la familia. Yo tenía unos primos, y tengo, que vivían en Plasencia, un pueblo de Extremadura, y en aquella época vivían encima de un cine, siempre les envidie por eso.
De viaje, en el coche, desee con todas mis ganas que en el cine de al lado de casa de mis primos, pusieran la película Karate Kid para poder verla en el cine. Mi sorpresa al llegar y ver el póster de la película en el cine y comprobar que si que la ponían, fue tan grande y me hizo tan feliz, que no veía el momento de ir a verla.
Se que me puse pesado, mi padre no entendía que habiéndola visto tanta veces en casa, la quisiera ver de nuevo, pero al final fuimos a verla mis primos y yo.
Aun recuerdo lo orgulloso que me sentía de ver como mis primos disfrutaban de la película, como si la película fuera mía, como si yo fuera su autor.

El cine de Plasencia se llamaba Alkazar y siempre me acordare de él por estar debajo de la casa de mis primos y por haberme permitido ver la película que tanto me gustaba en el cine.


Hace unos años me leí el libro El Secreto, y si fuera por esta historia, tendría que creerme que si quieres algo de verdad, al final ocurre.

Para mi, Daniel LaRusso siempre será the best.




miércoles, 29 de agosto de 2012

6 Grados de separación entre Barbara Carrera y George Lucas


Hace unas semanas, tuve unos días en los que vi unos cuantos musicales. Uno de ellos fue Jesus Christ Superstar. Durante toda la película estuve pensando en lo buena que era la fotografía. La luz, los encuadres. Al terminar, pude comprobar en los créditos, que el responsable era el gran Douglas Slocombe, director de fotografía de las tres primeras partes de Indiana Jones, entre otras.

Como alguno de vosotros ya habrá visto, espero, hace unos días vi McQuade, el lobo solitario, donde no pude evitar fijarme en Barbara Carrera.

Si ponemos a estar dos personas en una coctelera, el resultado es Nunca digas nunca jamas, película de James Bond, fuera de la franquicia oficial del famoso agente secreto. Su director era Irvin Kershner, responsable de la dirección de El Imperio Contraataca.

Hay un famoso cineasta, que sin estar presente en esta película de Bond, está relacionado con prácticamente todos los participantes.

Podríamos decir que estos son los 6 grados de separación entre Barbara Carrera y George Lucas.

Es curioso, siempre se ha dicho que George Lucas le ofreció a Steven Spielberg la película En Busca del Arca Perdida, después de que el famoso director, en ese momento, de Tiburon, le dijera que su sueño era hacer una película de 007 y este le contestara que él tenía un personaje mucho mejor.

Estas coincidencias siempre me han parecido de lo mas interesantes.








lunes, 27 de agosto de 2012

Living in America

Viendo la "vacilada" de Apollo Creed, yo también hubiera hecho lo mismo que el bueno de Dolph, para quitarle las tonterías.


domingo, 26 de agosto de 2012

Mis papas no me llevaron


Cuando era pequeño, hubieron una cuantas películas que mis padres no me dejaron ver o no quisieron llevarme al cine a verlas.

Recuerdo, por ejemplo, que no me dejaron ver El Exorcista, porque me iba a dar mucho miedo. Tampoco pude ver La Última tentación de Cristo, porque era mentira lo que contaba esa película. Sea como fuera, son películas que había terminado viendo, en el caso de El Exorcista, incluso en el cine, gracias a una reposición.

No me quejo, también me llevaron a ver en un cine de verano Ben-Hur, pobrecitos, en un cine de verano, con lo incómodas que eran las butacas. Y encima tuvieron que aguantar que no me aprendiera el nombre del malo, siempre decía Merluza y no Messala.

Pero había una película que no me llevaron a ver, que todos los niños de la panda vieron y yo no, que no he visto hasta hoy. No me llevaron simplemente porque pensaban que era muy mala. La película era: Los Bicivoladores.
Se me ha hecho más larga, que el descenso de los protagonistas, por lo toboganes en el parque acuático.

Gracias Papas!!!!!! ¿En qué momento dejé de haceros caso?






sábado, 25 de agosto de 2012

El bueno de Chuck


Después de ver ayer Los Mercenarios 2, un cúmulo de despropósitos realmente divertido, hoy he decidido ver alguna  película de Chuck Norris, seguramente porque era el que menos había visto de él.

La película a visionar ha sido McQuade, El lobo solitario. En la película, casi como si fuera una premonición, hace de Ranger de Texas, es curioso porque hasta compañeros de trabajo le llaman ranger. 
Lo primero que me ha sorprendido ha sido comprobar que era una producción de Orion Pictures, que era una productora respetable, y no Cannon, que era la que yo pensaba, quienes hicieron con él la saga de Desaparecido en Combate y Delta Force. Gracias a dios Orion cambio de rumbo a tiempo y tuvimos películas como Excalibur, Hoosiers o El Silencio de los Corderos.

La película es tan mala, que poca cosa voy a destacar de ella, está tan desfasada. Una escena en particular me ha hecho mucha gracia. La chica de turno, se presenta en su casa sin que él esté y decide hacerle la limpieza de la casa. Aunque lo que más le molesta al bueno de Chuck es que cambie, sus cervezas de la nevera, por unos cuantos frascos de vitaminas. Esto no le sienta nada bien y se comporta de manera brusca con ella, marchándose esta de la casa. Se da cuenta a tiempo de que no ha actuado demasiado bien y va en su busca, para terminar besándose en el barro con una manguera de agua en la mano.
Me ha hecho gracia también, que el malo de la función, David Carradine, diga que es campeón de Europa de Karate y luego lleve una matricula de coche donde esta escrito Carate, con C. Claro como Chuck lo era del mundo.

Sea como sea, para mí Chuck Norris siempre será un hombre con una barriga como la de mi padre y la pierna mas rápida del mundo.





Gremlins

Never, never let them eat after midnight...