sábado, 22 de septiembre de 2012

Who ya gonna call?

Estoy bastante lejos de ser rico, pero pagaría dinero porque Bill Murray aceptara participar en Cazafantasmas 3.

Con Murray o sin él, todo lo que he podido leer sobre el proyecto se presenta más como una ilusión nostálgica que como una sorprendente realidad equiparable a la obra maestra de Reitman de 1984. Ver a los Murray, Aykroyd, Ramis o incluso Moranis, con 30 años más y con aún más kilos no puede conducir a otra cosa que al derrumbe de numerosos mitos. Los guionistas, a pesar de estar seriamente condicionados y forzados a escribir una historia sobre ancianos, sin duda se lo currarían, incluso habría un buen surtido de chistes nostálgicos a lo "Mercenarios 2" que nos harían esbozar una sonrisa y soltar una lagrimita. Pero un producto tan vinculado a los ochenta sería devorado sin piedad por la mediocridad del cine actual. Tal como sucede con los remakes indiscriminados y más o menos subrepticios que invaden la cartelera últimamente.

Y es que además de una película divertidísima e innovadora, Los Cazafantamas supuso todo un icono en la cultura ochentera, desde su simpático logotipo a la apoteósica canción del One Hit Wonder Ray Parker Jr.


Digo que pagaría por ver al bueno de Murray enfundarse el mono de cazafantasmas con su edad cercana a la jubilación porque en el fondo DESEO que se haga Cazafantasmas 3. Y si se hace, no les queda duda de que ahí estaremos.

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