sábado, 17 de septiembre de 2016

Robot Monster



En los años cincuenta recibimos numerosas visitas de seres del espacio exterior, algunos con pacíficas intenciones, con voluntad de compartir conocimientos e incluso ayudar desinteresadamente a la especie humana; en cambio otros ven a los terrícolas, bien como una amenaza, bien como un enemigo demasiado fácil de derrotar e indigno de poblar un planeta tan apetitoso como la Tierra, lo que les lleva a una actitud más beligerante.

Pero ninguno de ellos es tan demoledor como los Ro-Mans, los malvados marcianos con casco espacial con antenitas y cuerpo de gorila de la película Robot Monster (Phil Tucker, 1953). Éstos, ni cortos ni perezosos, aniquilan por completo a la raza humana, directamente con sus Rayos-Q Cósmicos o sembrando la confusión entre naciones en una época nuclear donde apretar el botoncito de lanzamiento de misiles es muy fácil. La especie humana se ha extinguido? NO! El artilugio para contar personas del Jefe Supremo de los Ro-Mans le indica que el agente enviado a la Tierra no ha completado su misión, aún quedan 8 humanos con vida.

Éstos, casi todos miembros de una misma familia, sobreviven a los letales rayos Q gracias a un suero experimental del padre, un eminente científico. Un suero cuya función inicial es nada menos que curar todas las enfermedades. También consiguen aislar su refugio de los detectores de Ro-Man, de manera que, aunque la cueva donde éste ha instalado su campamento está a un tiro de piedra de ellos, el alienígena es incapaz de localizarlos.

Ante esta situación, las comunicaciones entre el Jefe Supremo (o Gran Guía) y el Ro-Man terrestre, de apellido XJ2, y entre éste y la familia, son constantes. Entre los primeros, para que el mando reafirme (y reoriente) los parámetros de la misión a su subordinado, que no son otros que liquidar a los humanos que siguen vivos. La comunicación (por la misma pantalla!) con la familia superviviente consiste básicamente en peticiones de rendición.


Naturalmente, la familia no puede aguantar mucho tiempo aislada en su refugio (del cual sólo vemos la esquina de un patio rodeado por un muro) y algunos de sus miembros van realizando salidas al exterior, lo que aprovecha el alien para estrangularlos o por lo menos perseguirlos ridículamente. Mientras, en una de las comunicaciones por la pantalla, XJ2 ve a Alice, la hija mayor. Y sin tener muy claro lo que está pasando, comienza a experimentar sentimientos demasiado humanos para los Ro-Mans. De modo que se rebela y no sigue estrictamente el Plan impuesto por el Gran Guía, pues, cuando captura a la chica, demora todo lo posible su ejecución.

Así que el Gran Guía se cabrea y lanza de nuevo los rayos Q, que matan a XJ2, y cuyo otro de sus efectos es devolver a los dinosaurios a la Tierra. Quien dice dinosaurios dice dos tricerátops luchando entre ellos, un cocodrilo con una aleta dorsal pegada enzarzado en una pelea con una especie de iguana, e incluso un armadillo. Los humanos (se supone) se han extinguido, pero el planeta ya no les sirve a los Ro-Mans. Tras todos estos despropósitos hay una pequeña sorpresa al final, de la cual no vamos a hacer spoiler, pero que la incoherencia de la trama invita a sospechar de qué se trata.

Es posible que Robot Monster figure en muchas listas de peores películas de la historia, pero la (presumiblemente) buena voluntad, el carisma del gorila espacial, los efectos especiales cutres y las irregulares interpretaciones la convierten en un objeto de cierto interés. Además, viéndola sólo pierdes 62 minutos de tu tiempo!



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