viernes, 1 de septiembre de 2017

Viernes 13. La saga (1/2)


Viernes 13 (Sean S. Cunningham, 1980)

Sin ser cronológicamente la primera película slasher de la historia, sí fue la que alcanzó la notoriedad suficiente como para crear ciertos patrones en dicho género, si bien muchos de ellos no se manifestaron hasta entregas posteriores.

Como todos sabemos, lo más destacado de esta primera, especialmente cuando se es consciente de todo lo que vino después, es que el asesino no es nuestro querido Jason Voorhees, sino su madre Pamela (personaje notablemente interpretado por Betsy Palmer). Por lo demás, a falta de la introducción de determinados elementos característicos y ciertamente carismáticos (por ejemplo, buscar la salvación a través del encierro en un armario, que Carpenter con su Halloween ya nos mostró), no difiere demasiado del resto de películas de la saga ni del alud de explotaciones ochenteras que la sucedieron.

En el prefacio nos muestran una especie de flashback donde, en un campamento pseudoreligioso (o sin el pseudo), una parejita atrevida y descocada y con ganas de pasarlo bien es brutalmente asesinada. A partir de entonces, el campamento Crystal Lake es conocido entre los lugareños como el campamento sangriento; han pasado apenas diez minutos de película y ya estamos perfectamente informados de que los joviales pero atrevidos monitores del campamento no van a tener una estancia precisamente agradable.

El número de víct... monitores del campamento es más o menos el de siempre, seis, ocho, nueve, depende de la voracidad de la familia Voorhees. Eso sí, con una estricta paridad entre hombres y mujeres y con algún solterón de por medio al cual el karma le bonifica con una demora en su ejecución.

En esta primera parte, los asesinatos se van sucediendo a partir de la mitad de la película, con una música muy adecuada que nos alerta inequívocamente de que algo de sangre vamos a ver, y una ausencia de luz que por momentos no sabemos si nos provoca más miedo o nos evita la visión de escenas desagradables. Los problemas eléctricos son todo un clásico en esta saga.

A pesar de contar con el incuestionable trabajo del maestro Tom Savini, el gore es muy moderado. O tal vez desde nuestro punto de vista, desde las alturas del año 2016, no llegamos a sentir la repugnancia que muchas películas actuales intentan provocar para disimular sus carencias. Pero en absoluto debe considerarse como algo negativo. El terror hay que buscarlo en otro sitio. En el asesino oculto, que liquida a sus víctimas sigilosamente y de una en una.

Resulta paradójico comprobar cómo la principal sorpresa de Viernes 13 se fundamenta en algo que todavía no ha pasado; si la vemos por primera vez, conociendo inevitablemente al personaje de Jason y su currículum, mientras la vamos viendo y se van gestando los crímenes estamos convencidos de que el asesino es él.

Y curiosamente sólo hace acto de presencia al final, en una onírica aparición que nos hace dudar de su verosimilitud y atacando a la única superviviente, Alice, que tiene el perfil de final girl que se repetirá en posteriores entregas. Esta demostración de la insólita mortalidad del niño Jason nos da pistas sobre los fenómenos paranormales que acompañan al personaje.

Jason no muere (se supone que el niño ya está muerto!), pero sí Pamela, decapitada por un... machete en manos de Alice, la final girl.

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Viernes 13, parte 2 (Steve Miner, 1981)

El final relativa y gratuitamente abierto de la primera entrega nos sirve en bandeja esta segunda parte, un nuevo ejemplo de explotación del género y del personaje. La revolución llevada a cabo en esta película es ciertamente escasa, repite el mismo esquema que su predecesora (y que la mayoría de sus continuaciones): un asesino oculto va ejecutando a sus víctimas, otro grupo de monitores en un campamento cercano al lago sangriento (no el mismo que el anterior, que conste, éstos no son tan inconscientes), sin mostrar su rostro hasta el final en su enfrentamiento con la final girl.

Y esta vez sí que es Jason, con su feo rostro oculto debajo de un saco con un agujero por el que asoma su ojo izquierdo, quien comienza atando algunos cabos sueltos, como acabar con Alice, la superviviente de la primera parte. También se deshace del Loco Ralph, el loco -de ahí su poco original epíteto- del pueblo que no deja de advertir a los jóvenes del peligro de acampar a orillas de Crystal Lake de una manera -comprensiblemente dada su reputación- infructuosa.

Aunque aquí también las muertes intentan ser variadas y creativas, pocos elementos originales incorpora esta película; una víctima en silla de ruedas, para mostrar lo despiadado que es Jason y poco más. Algo de sustancia dramática aporta la final girl de turno; como psicóloga infantil y conocedora de los traumas de nuestro asesino favorito, en una interpretación mediocre pero suficiente dadas las taras de Jason se hace pasar por la señora Voorhees para tranquilizarle y disuadirle de matarla. En un momento de confusión, aprovecha para asestarle un machetazo en el hombro y considerarle oficial e imprudentemente muerto.

Pero por supuesto esto no acaba aquí. Tras un susto simpático y típico en el género -pero poco explotado en esta saga- como la súbita aparición del perrito Muffin cuando todos creíamos que era Jason, éste atraviesa la ventana, con el machete aún clavado en el hombro, con la cabeza al descubierto y mostrando una frondosa, desaliñada e insólita melena, y ataca por la espalda a Ginny, nuestra heroína.

En el siguiente plano han llegado las autoridades y una ambulancia se la lleva, dándonos a entender que se acaba de despertar de un desmayo. Ella no sabe qué ha pasado después del ataque que ha sufrido y nosotros tampoco. Sólo tenemos la certeza de que Jason Voorhees sigue vivo y que, con un poco de suerte, haya una próxima entrega de sus fechorías...

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Viernes 13, parte III (Steve Miner, 1982)

El mismo argumento vuelve a asomarse en esta tercera entrega de los crímenes a orillas de Crystal Lake. Un grupo de amigos se disponen a pasar un agradable fin de semana mezclando naturaleza y drogas, alcohol y, si los astros se alinean, sexo. En realidad no sabemos con certeza si acuden al lugar donde Jason Voorhees y su mamá cometieron los crímenes; como cualquier adolescente de la época conocen la historia y no sería tan imprudentes como para tentar a la suerte. Pero hay un lago cerca...

Y, cumpliendo con los pronósticos, Jason va eliminando, oculto, silencioso, a estos jóvenes inocentes, a vecinos de la zona y a un grupo de macarras con ganas de gamberradas. El señor Voorhees no discrimina. Sin embargo, se vuelve a topar con su némesis, con un feroz contrincante que lo detendrá hasta, al menos, la siguiente entrega. En efecto, se trata de la final girl. Este personaje, a su vez, aporta la novedad de que el asesino de la máscara ya protagonizó ciertos acontecimientos que marcaron su infancia y le provocaron unos traumas que afloran levemente durante la película, como una especie de justificación argumental para que sea ella, y no cualquier otro insulso amiguito del grupo, quien finalmente sobreviva y venza a Jason.

Aquí ya podemos ver a un Jason algo más desmelenado. Las muertes son de un nivel de gore aceptable y de una variedad encomiable. Se recurre a tópicos ya conocidos y se introducen algunos nuevos, como la figura del bromista que continuamente finge su muerte -con el fin de "asustar" al resto de personajes y, de paso, a los espectadores haciéndoles creer que le ha matado Jason- y que, como al pastor del cuento, nadie le cree cuando realmente viene el lobo.

De todas maneras, si por algo pasará a la historia dentro de la saga la tercera parte de Viernes 13 es por dos cosas: por un lado, la proyección en 3 dimensiones, con unos resultados cándidos, inofensivos, inapreciables e innecesarios. Pero al menos ahí queda la ambición del proyecto.
El otro elemento de esta película que supone un antes y un después en la saga es el debut de la famosa máscara de hockey. Un elemento cotidiano (al menos en la cultura norteamericana) pero que en este contexto adquiere un matiz terrorífico de tal magnitud que actualmente es casi imposible desvincularla del personaje y del género.

Con muchas dificultades y con muchos lógicos sobresaltos, Jason finalmente muere de un hachazo en la cabeza (detalle que quedará grabado en la célebre máscara en próximas entregas). Como colofón y evidentísimo homenaje a la película original, la protagonista se despierta en una barca en medio de un lago bastante sucio y, tras superar algunos sustos y una nueva alucinación con Jason, es arrastrada hacia el agua por una señora Voorhees desfigurada y rebozada de lombrices.

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Viernes 13, Último Capítulo (Joseph Zito, 1984)

Aunque es reconocida por muchos como una de las mejores de la saga con justicia, la trama no difiere demasiado de las anteriores. Pero se nota que la experiencia es un grado y que con un entrenamiento ya de tres películas se consigue un producto de mayor calidad.

Comienza con el cadáver de Jason despertando de la morgue como (y sin el como) por arte de magia. Allí mismo ya liquida a los dos distraídos (por otros menesteres) enfermeros que lo custodian y sale del recinto -sin que nos lo expliquen ni falta que hace- para volver a su hábitat natural.

Ya en nuestra zona de confort, las orillas del lago, la historia se narra a través de dos grupos de personajes: por un lado, una familia compuesta por una madre separada, la hija mayor y el niño friki, Tommy, interpretado por Corey Feldman y uno de los escasos personajes recurrentes de la saga. A éstos se les une Rob, una especie de misterioso trotamundos altruista cuyo objetivo oculto es acabar con nuestro querido serial killer. En el otro lado, más concretamente en la cabaña contigua, nos encontramos con el menú favorito de Jason: un grupo de jóvenes con ganas de sexo, alcohol y darse un baño en pelotas en el lago. Hay que destacar que el recurso de los baños nudistas, teniendo en cuenta la ubicación tan privilegiada, no está suficientemente explotado en la saga. Entre los actores que interpretan a los chavales de esta pandilla encontramos a Crispin Glover, en un papel que le viene que ni pintado.

La importancia de ambos grupos está repartida asimétricamente; mientras la chica y su hermanito se convierten en los protagonistas y son los que se enfrentan finalmente con Jason -en un sucedáneo del personaje de la final girl con aditivos-, el grupito de sacos de hormonas acapara más minutos en pantalla porque son más numerosos y porque sus muertes son el contenido principal del metraje.

La resurrección le ha sentado bien a Jason y aquí ya está más cachas; también demuestra mayor versatilidad, sus asesinatos son más variados, como los utensilios que emplea: hachas, arpones, sierras, sacacorchos, sus propias manos... y el machete, claro.

Lo que hace esta cuarta parte diferente a las demás es su escalofriante final, con un asedio voorheesiano a la protagonista prolongado y terrorífico, que sienta las bases del Jason tal como lo conocemos, y una transformación física como mental del personaje de Tommy realmente inquietante (acaba dando más miedo que el propio Jason sin máscara). El juego psicológico del personaje de Feldman consigue que el asesino de Crystal Lake baje sus defensas y le asesta un machetazo en plena cara cuyo surco, cuando cae al suelo, la gravedad se encarga de pronunciar. Para evitar disgustos y para justificar el título de The Final Chapter, Tommy se ensaña con el machete en la ya de por sí deforme cara de Jason. No cabe duda, por fin está muerto.

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Viernes 13, Un Nuevo Comienzo (Danny Steinmann, 1985)

Jason ha muerto, pero su macabro recuerdo permanece. Especialmente en Tommy Jarvis, el chaval que acabó con él, ahora convertido en adulto, quien pagó como precio a la exterminación del monstruo un trauma muy severo.

El transtorno mental del personaje interpretado por Corey Feldman en la entrega anterior le obliga a acudir a un centro psiquiátrico. Y qué mejor lugar que... un campamento para jóvenes! A pesar de que allí coincide con un grupo de chavales aparentemente normales, su adaptación no es sencilla; además, las visiones relacionadas con sus terribles vivencias no dejan de atormentarle.

Por si Tommy no tuviera suficientes dificultades internas para lograr la paz en ese campamento, un terrible crimen se comete en él. El nerd gordito y pelmazo de turno es asesinado brutalmente por otro interno del centro (que esté justificado es lo de menos), con la fatal casualidad de que uno de los enfermeros que se hace cargo del cuerpo es el padre de la víctima... a quien el desgraciado suceso evidentemente no le sienta nada bien.

En ese momento se da el pistoletazo de salida de los crímenes despiadados. El modus operandi del asesino y el hecho de que estemos viendo una película de la saga Viernes 13 convierte a Jason Voorhees en el principal sospechoso. Incluso los sagaces miembros de la policía del condado, sin ser conscientes de que están dentro de una película, comienzan a sospechar de Voorhees como autor de los asesinatos hasta el punto de hacer dudar al espectador de la veracidad de su muerte en la cuarta parte. Como es habitual. cuando comete sus fechorías no le vemos la cara (ni la máscara), así que no podemos confirmar ni desmentir tan descabellada teoría. Sin embargo, la ausencia de fenómenos paranormales (voces, alucinaciones, resurrecciones gratuitas), resta puntos a esta versión.

Y finalmente lo vemos. Y lleva la famosa máscara y el tipo de indumentaria que suele llevar. Y su presencia sigue torturando psicológicamente a Tommy Jarvis. Pero no, no es Jason Voorhees el asesino. Jason está (y sigue) muerto. No lo descubrimos hasta que el impostor también muere, arrojado a unos clavos puntiagudos desde lo alto de un granero. Resulta ser el padre del chaval asesinado en el campamento al comienzo de la película, quien tampoco anda muy bien de la azotea.

Como siempre, el enfrentamiento final se produce entre quien creemos que es Jason (el sustituto no sólo "se curra" la máscara de hockey, sino el resto de la cabeza) y Pam (la final girl!), Reggie (un crío bastante repelente que hace las funciones del Tommy de la cuarta parte) y el propio Tommy, quien sobrevive para darnos el susto final y ser el anfitrión de la siguiente entrega.

Porque habrá siguiente entrega y tendremos más Jason, verdad?

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